Encontrarme en este entorno natural salvaje, con sus acantilados majestuosos, sus largas playas de arena, sus valles verdes y exuberantes, el soplo del viento que me hace girar la cabeza y me abre los ojos a toda la belleza que ofrece un espectáculo que hay que contemplar cada nuevo día...

Este grandioso panorama merece toda mi admiración...

Estoy abrumada y asombrada por todo: el cielo, atormentado por estos chubascos, de repente iluminado por los rayos aún tímidos del sol, acariciándonos con su suavidad y dejando entrar una ráfaga de luz que calienta la frialdad del invierno...

Una actitud para el encanto, firmada con un hilo discreto.